El Padrino: Mafiosos pero honorables
Alicia Elena Vázquez
La historia de El Padrino comienza en 1946, posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial. Los Corleone y otras familias sicilianas han partido a Estados Unidos a buscar nueva fortuna. Como muchas personas de distintas nacionalidades que huyeron de la guerra hacia América, de los cuales, los italianos eran mal recibidos, al contrario de los alemanes y otras nacionalidades más útiles para el nuevo imperio.
Muchos hilos desenvuelven la historia de El Padrino, y a su vez, Vito Corleone mueve los hilos de la historia de los otros, quienes son prácticamente sus marionetas.
La sociedad siciliana envuelta en la mafia tiene como pilares el núcleo familiar y el honor, con las deudas que este implica. Ante todo, son hombres respetables.
El honor hace su aparición desde el inicio, cuando un hombre, Bonasera, acude a pedirle un favor al Padrino, en plena boda de su hija. Lo que Don Corleone toma como un atrevimiento.
El honor hace su aparición desde el inicio, cuando un hombre, Bonasera, acude a pedirle un favor al Padrino, en plena boda de su hija. Lo que Don Corleone toma como un atrevimiento.
"Crié a mi hija según las costumbres del país. Le di libertad, y la enseñé a no deshonrar a su familia. Salía con un muchacho. No era italiano. […] La hicieron beber whisky. Y luego trataron de abusar de ella. Ella se resistió. Conservó su honor. Y la golpearon."
Se lamenta el hombre.
Bonasera describe cómo ha educado a su hija según las costumbres norteamericanas, a pesar de sus principios tradicionales y de la sociedad tan hermética de la que provienen. Y cómo aceptó que tuviera un novio americano, que no pertenecía a su círculo; quien trató de aprovecharse de ella y deshonrarla. Acto al que ella se opuso a costa de quedar desfigurada. Pero con la recompensa de salvar su honor, y por lo tanto el de su padre y el de su familia.
El Padrino se muestra renuente casi todo el tiempo mientras habla con Bonasera. Sus manos y su mirada demuestran elegantemente el desdén que siente hacia su persona, y quién es el que tiene el mando.
Corleone le reprocha haber acudido a él solo para pedir justicia, cuando ni siquiera lo ha llamado jamás "Padrino". Mientras tanto, acaricia a un gato. Vito Corleone vive entre la luz y las sombras; es el jefe de la mafia, a quien todos temen, pero también un hombre amoroso y compasivo.
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Al final, le deja ver que resolverá su problema, pero que tarde o temprano le cobrará el favor. Da instrucciones de hacerse cargo del asunto, pero, una vez más el honor: da órdenes de no sobrepasarse con el joven en cuestión. Ellos no son así:
"Encarga de esto a Clemenza. Que emplee gente seria, que no exceda. No somos asesinos, aunque lo diga este enterrador."
La escena se desenvuelve en medio de la oscuridad, las sombras resaltan las cuencas de los ojos de Bonasera, más que las del Padrino, en alusión a su destino, que desde ese momento ha quedado sellado por la muerte.
Más adelante, Don Corleone vuelve a demostrar su honorabilidad cuando, a pesar de la decadencia en la que se encuentra su “familia”, se niega a trabajar con traficantes de droga, la mafia en ascenso.
Sollozo, el “Turco”, es el jefe de esa mafia y tampoco asesina porque sí, “solo en asuntos de negocio, y con queja razonable”, dice Tom, el Consejero del Padrino. Las redes de Sollozo llegan hasta el Medio Oriente. El líder de la banda es respaldado por los Tattaglia en Nueva York, lo que da cuenta de su importancia. Y pronto comenzará a disputarle la ciudad al Padrino.
La postura de Santino, hijo de Don Corleone, y Tom es a favor de entrar en el negocio de las drogas, al ser previsible que las “Cinco Familias” terminen haciéndolo, ante el inminente poder que los traficantes irán adquiriendo con los políticos y la policía hasta controlar toda la red: “Los narcóticos son el futuro”, agrega Tom.
"Acepté recibirlo porque oí que Ud. era un hombre serio, digno de respeto. Pero debo rechazar su propuesta. Le daré mis razones. [...] El juego es inofensivo, las drogas son un negocio sucio. A mí no me importa cómo nadie se gana la vida, pero su negocio es un tanto peligroso. […] Lo felicito, se que le irá bien [...] ¡Buena suerte! Puesto que sus negocios no interfieren con los míos."
Así, el Padrino ha sabido mantener su honorabilidad, por encima de las prometedoras ganancias que ofrece el tráfico de narcóticos, cuando Sollozo le ofrece integrarse en el negocio. A Corleone solo le interesa seguir siendo el líder del juego y los sindicatos.
Por último, Don Corleone vuelve a poner el honor sobre la mesa cuando las “Cinco Familias” de Nueva York y Nueva Jersey se reúnen para detener el derramamiento de sangre que está dejando la disputa por el control de la Gran Manzana. Dicha junta ha sido concertada por Barzini a petición del Padrino.
Cuando Corleone habla, atrás se puede ver el retrato de un masón, con media mano debajo de la solapa del saco, la “Mano oculta”. La pintura aparece cuando el Padrino advierte que la única manera en que emplearía la venganza es si a su hijo Michael le sucede algo. Después, salvo esa excepción, jura por las almas de sus nietos no romper la paz que se ha pactado esa noche.
Las logias masónicas se distinguen por ser una fraternidad que se compone de padrinos, y de hombres honorables y de buenas costumbres. Los estatutos de la mafia tradicional son muy similares.
"¿Cómo pasó lo que pasó? No sé. Fue tan infortunado, tan innecesario. Tattaglia perdió un hijo. Y yo perdí otro. Estamos en paz. Y si Tattaglia conviene estoy dispuesto a que todo vuelva a su estado anterior."
Barzini interviene:
"Damos gracias a Don Corleone por reunirnos. Es hombre de palabra, modesto, razonable."
El Padrino continúa:
"Quise que nos reuniéramos para razonar juntos. Soy hombre razonable y haré lo que sea necesario para dar solución pacífica a estos problemas."Entonces, Tattaglia se muestra preocupado porque una vez que Don Corleone y su “familia” recuperen su fuerza, tome venganza contra quienes se decantaron por el negocio de las drogas. Pide que se garantice la paz.
Barzini interrumpe:
"Somos hombres serios, no necesitamos dar garantías."
Tattaglia acepta las condiciones del Padrino y cierran el pacto con un abrazo.
Las garantías a las que se refiere Barzini son expresadas de palabra, nunca en el papel, como vemos a lo largo de la película. Su palabra de honor es suficiente. En la Cosa Nostra “nada se pone por escrito, todo se transmite de forma oral y a través de sentencias, expresiones figuradas. Normas no escritas, códigos cifrados en un lenguaje que sólo conocen los iniciados llamado baccagghiu. Término que proviene del verbo baccqgghiari que significa hablar de manera convencional, pero también hablar por medio de enigmas.” [1]
El honor es una constante durante toda la película. No solo en los casos que he mencionado. También cuando se rehúsan a asesinar policías, quienes los protegen; cuando Michael visita las casas dañadas por las vendettas en Sicilia, cuando Bonasera, por la deuda de honor que contrajo años atrás, acepta arreglar el cadáver de Santino para el funeral; cuando Michael, ya casado, le pide a Freddy que saque a las mujeres que le han llevado a una reunión en Las Vegas y cuando Johnny acepta cantar cinco veces al año en los casinos de la familia Corleone en agradecimiento al favor que recibió años atrás para resucitar su carrera.
El honor en la mafia italiana se rige por tres ejes:
1.- Vivir de acuerdo con las propias condiciones sociales
2.- Garantizar la tutela del patrimonio familiar
3.- Velar por la integridad sexual de las mujeres de la familia.
Los tres elementos tienen una relación muy estrecha con la cultura popular de los sicilianos. "El prestigio del mafioso se basa en sus acciones, en su honor intachable y en el respeto.” [2]
[1] Romano Martín, Yolanda, “El refrán y la frase hecha en la jerga de la mafia siciliana”, Paremia, No. 66, 1997, p. 550. [Consulta: 10 de septiembre de 2018].
[2] Ibíd., p. 548.
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