Villanos históricos: La representación del franquista en El laberinto del fauno de Guillermo del Toro
Por Mariana Estrada A.
La guerra civil española, así
como la segunda guerra mundial, se desató cuando un líder carismático se hizo
con el poder dictatorial y absoluto de un Estado. Este hecho desencadenó una
serie de lealtades y oposiciones que llevaron a grandes actos de violencia. La
película de 2006, El laberinto del fauno, narra la historia de una niña
que es forzada a vivir en la campiña española después de que su madre se case
con un Capitán del ejército franquista. La narrativa se ubica en 1944, año del
desembarco en Normandía, y de plena violencia en contra de las guerrillas
republicanas que aún quedaban en la península ibérica.
El Capitán Vidal desempeña en la película el rol del
villano, además de llevar consigo la carga simbólica del franquista como ícono
de la época. Vidal es un hombre tradicionalista, conservador, de derecha
(obviamente). Es retratado como macho, obsesionado con el orden, la disciplina
y el tiempo. Son varias las escenas en las que se le puede ver acompañado de un
reloj y reprochando sobre la impuntualidad.
Igualmente, Vidal es un hombre frío y recio. No se
conmueve, ni siquiera con la muerte de su esposa o el nacimiento de su hijo.
Para él, el bebé no significa otra cosa que un legado, su propia inmortalidad
personificada.
No obstante, la característica más representativa del
personaje es la violencia. No sólo la evidente violencia física (en escenas en
la que el Capitán asesina a un joven y su padre por andar rondando las montañas
a altas horas de la noche); sino también está presente la violencia verbal y
psicológica, tanto a su esposa, como a Ofelia (su hijastra y protagonista de la
película).
El franquismo como movimiento histórico tuvo ideales y
mecanismos muy claros. Uno de los más importantes fue la idealización del
hombre. Su amplia influencia del nazismo y el fascismo italiano llevaron a
conceptos como la normalización, sino es que el embellecimiento, de la
violencia.
Otra característica de este culto a lo masculino era la
necesaria carisma en los soldados franquistas, o al menos en los altos mandos
militares. El propio Franco es un ejemplo de ello. “Franco es la sonrisa. Su
más profundo secreto. […] La sonrisa de Franco ha conquistado a España. Y nos
ha conquistado a todo el pueblo” Esta característica se puede ver en el personaje
de Vidal. Verlo perfectamente uniformado, pulcro, rasurado, es sin duda una
imagen atractiva, aunque nos cueste trabajo admitirlo.
Debido al componente religioso del franquismo, el hombre
perfecto de la España de Franco es también mitad monje. La figura del “moje-soldado”,
austero, sacrificado e impasible tuvo también un importante peso en los
llamados falangistas. El Capitán Vidal, aunque dueño de un gran terreno, y con
capacidad de darse ciertos lujos, no vive una vida ostentosa, vive apartado de
la ciudad y con los recursos necesarios.
Es evidente que, para la realización de este filme,
Guillermo del Toro realizó una exhaustiva investigación respecto a la situación
política y social en la España franquista, así como de la figura del falangista
y sus características.
Fuentes:
González Aja, Teresa, “Monje y
soldado. La imagen masculina durante el Franquismo”, Revista internacional
de ciencias del deporte, Vol. 1, año 1, 2005, pp. 64-83.
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