La generación X y el fin del ideal


Por Mariana Estrada A.


Durante la Guerra Fría el mundo se acostumbró a vivir en una sociedad dividida en extremos. Ya fuera en un país capitalista, en uno socialista o en uno no alineado, la tensión entre grandes potencias se volvió el pan de cada día. El latente miedo a la guerra nuclear marcó, sin duda, a toda una generación (los Baby Boomers). Los Baby Boomers crecieron, siempre alineados a alguna ideología, defendiendo sus ideales. Pero, para cuando sus hijos (la generación X) se convirtieron en jóvenes conscientes de su entorno, el mundo polarizado, las ideologías, habían desaparecido.
            Así, quienes fueron jóvenes en los años noventa se quedaron sin algo que seguir y defender. Este tiempo y energía se canalizaron a nuevas formas de entretenimiento y placer. Los movimientos sociales iniciados por jóvenes o estudiantes prácticamente desaparecieron y las drogas tuvieron un auge nunca antes visto.
            La película Trainspotting (1996) retrata la vida de un grupo de adictos a la heroína quienes renuncian a la vida que el ejemplo de sus padres ha dictado (educación, empleo, chica, boda, hijos). Chicos unidos únicamente por su adicción que juntos se acompañan a una total decadencia, que lleva, incluso, a la muerte de uno de ellos y de un inocente bebé.
            La película muestra a esta generación X y su falta de interés por la vida, una generación que no lucha por nada, más que por sí mismos y su entrega total al placer, cueste lo que cueste.

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