Natural Born Killers: reconocimiento social a partir de actos criminales en Estados Unidos

por Sofía Aguilar Mancera

Inicialmente basada en el guión de Quentin Tarantino y dirigida por Oliver Stone, Natural Born Killers (1994) cuenta la historia de Mickey y Mallory, dos amantes y asesinos seriales, provenientes de hogares disfuncionales y violentos, cuyos actos criminales a través del desierto de Nuevo México son mediatizados por la prensa y glorificados por el público estadounidense.




El culto, la mediatización y la sexualización de la violencia están muy presentes en la sociedad estadounidense. Tal vez tenga que ver con la curiosidad innata de los humanos por lo mórbido; pero en Estados Unidos también está el factor de la Segunda Enmienda: la población tiene el derecho a poseer armas para asegurar la defensa propia. Sin embargo, en una sociedad tan partícipe en los conflictos armados, se eluden los efectos psicológicos que éstos tienen en los individuos -los soldados- y, por ende, en sus relaciones sociales futuras. El abusivo papá de Mallory, por ejemplo, posiblemente haya pertenecido a la generación de veteranos de la guerra de Vietnam.

Además, la "glamorización" de la violencia, como Jody Roy la llama, también es perpetuada por la literatura y el cine: Helter Skelter, Psycho, Silence of the Lambs y, por supuesto, Natural Born Killers. Por otra parte, la prensa es igualmente responsable de dicha "glamorización". En Natural Born Killers la prensa voraz es representada por el personaje de Wayne Gale, quien ve en Mickey un caso de asesino vendible al público estadounidense; ve la oportunidad de lucrar con la desafortunada situación de Mickey. 

También, como Bonnie y Clyde en la década de los treinta del siglo pasado, el romance y los asesinatos de Mickey y Mallory son idealizados: los jóvenes estadounidenses aspiran a ser como ellos o a tener un romance como ellos. La historia de los amantes asesinos es vendible, pero conlleva características tóxicas en una relación amorosa. No obstante, Mickey y Mallory estando juntos trascienden su estatus de víctimas de violencia y de marginación, y logran reconocimiento social a partir de la violencia.


Referencias:

Roy, Jody, "Chapter 5: Glamorized Hatred: Our Obsession with Serial Killers", en Love to Hate: America's Obsession with Hatred and Violence, Nueva York, Columbia University Press, 2002, pp. 89-113.





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