¿Cómo percibimos en qué punto la Historia y el cine se tocan? ¿Alguna vez pensamos que una película “infantil” de Disney podía representar un momento histórico?
¿Cómo percibimos en qué punto la Historia y el cine se tocan? ¿Alguna
vez pensamos que una película “infantil” de Disney podía representar un momento
histórico?
Por Rosy Velázquez
Hay muchas conjeturas respecto a la realidad histórica que caracteriza “La bella y la bestia”, no se trata de adivinar sino de reflexionar, en pensar históricamente los aspectos visuales que se nos presentan; lo cual nos lleva a hacer una revisión obligada a los cuentos infantiles que se compilaron durante los siglos XVI-XVII, de los cuales la versión cinematográfica de 1991 está basado en la versión de la autora Jeanne Marie Leprince de Beaumont. Sin embargo, a “la historia legitima” que deviene de una tradición oral con orígenes difícil de precisar, se le hacen ciertas adaptaciones para fines propios de la industria cinematográfica. No obstante, lo que interesa aquí es su contextualización en la Historia.
Hay muchas conjeturas respecto a la realidad histórica que caracteriza “La bella y la bestia”, no se trata de adivinar sino de reflexionar, en pensar históricamente los aspectos visuales que se nos presentan; lo cual nos lleva a hacer una revisión obligada a los cuentos infantiles que se compilaron durante los siglos XVI-XVII, de los cuales la versión cinematográfica de 1991 está basado en la versión de la autora Jeanne Marie Leprince de Beaumont. Sin embargo, a “la historia legitima” que deviene de una tradición oral con orígenes difícil de precisar, se le hacen ciertas adaptaciones para fines propios de la industria cinematográfica. No obstante, lo que interesa aquí es su contextualización en la Historia.
Un aspecto característico de la película
es que los objetos inanimados cobran vida –por efecto del hechizo que
convirtió a los nobles del castillo en
muebles, utensilios de cocina e instrumentos como castigo al príncipe- a
propósito de esto, me inspira a realizar un análisis respecto a la cultura
material, respecto a la cual Normand Pounds indica que las formas de vida de la
sociedad preindustrial europea del siglo XVIII, perduraron en algunas zonas
incluso hasta el siglo XX. Es decir, que en el examen de la vida material
podemos encontrar permanencias y cambios; es decir, que los objetos y
utensilios que utilizaban las personas en determinada época, no nos van a
reflejar por si mismos una temporalidad, puesto por ser “cosas” su durabilidad
es extensa y su renovación va a depender de la posición socioeconómica de sus dueños.
Hay que advertir al lector de la
presencia inevitable de los anacronismos en la película, que de pronto,
recorriendo las empinadas escaleras, los vitrales proféticos y altas torres del
gótico castillo, así como la estructura circular de la aldea les parecerá
situarse en una época medieval. De la misma forma pueden llegar a confundirlos
la vestimenta y ciertos objetos de los personajes que aparecen demasiado
decimononos. Ese es el riesgo, por lo tanto, para acércanos con mayor seguridad
a la realidad histórica en que se desarrolla la película, hay que entrelazar la
observación de la cultura material con el proceso social que estaba ocurriendo.
Comenzaremos con situar la trama en
tiempo y espacio. Debido al eclecticismo que hay en varios elementos materiales
de la trama, la ubico en una etapa coyuntural, entre el fin del absolutismo y
la efímera restauración borbónica de la
monarquía constitucional, es decir que se desarrolla durante la Revolución
Francesa. ¿Por qué me aventuro por esta temporalidad?. Tenemos a una aldea y un
reino. Se percibe un régimen monárquico decadente, hay una revuelta y quejas
acerca de la subida de los precios de los productos; un palacio sin reyes, un
príncipe odiado por sus súbditos, y entre ellos, el ascenso entre los aldeanos de
nuevas figuras sociales que son representantes de la burguesía, las cuales se
distinguen por la vestimenta y el tipo de negocios que ocupa; como en la escena
cuando Bella va a la librería –misma que tiene un globo terráqueo con la
proyección de Mercator, el cual es un fuerte indicador que nos hace partir de
la edad moderna- dicho espacio es posible posterior al siglo XV con el
desarrollo de la imprenta, sin embargo por el tipo de edición del libro que
parece ser de cuentos que Bella se lleva para releer, podría proceder de las “Bibliothéque bleue” características del
Antiguo régimen, este tipo de literatura la adquiría esta clase burguesa que
comenzaba a surgir del pueblo, a la que pertenecía Bella, en la película se nos
presenta que su papá es un inventor, pero en el cuento de Jeanne Leprince, lo
ubica como un mercader que tiene un crisis económica y por eso tienen que dejar
la ciudad y adentrarse a la vida campesina para sobrevivir.
La estructura de la Aldea tiene rasgos
del medioevo, sin embargo, no debemos pasar por alto que en los ambientes
rurales las transformaciones se prolongan. Por ello, podemos ver algunas
permanencias de objetos que ya se habían inventado mucho tiempo atrás, como las
carretas de cuatro ruedas asimétricas, el pozo comunitario que es por bombeo de
palanca, las ferias u organización de una especie de mercado, respecto a las
mentalidades colectivas, se vislumbra que sigue muy arraigada la noción del
bosque como peligro, ese miedo fantaseado del entorno natural. Al interior en
las casas sigue utilizando la cerradura de las puertas de gancho, algo no tan
de antaño son las ollas para cocinar de peltre, latón o hierro; empero, lumiere sigue representando el sistema
de alumbramiento que se tenía desde la época clásica
No obstante, los aspectos más ad hoc a la
época que se plantea es la separación y especialización de los espacios, lo
cual se ve claramente en las casas, que sí bien, siguen siendo de materiales
como piedra y madera, ya se generalizan las dos plantas, de las cuales, la de
abajo es propicia para el comercio: la librería-imprenta, zapatería, herrería,
barbería; mientras que la de arriba se destina para la vida doméstica. La
separación del espacio para los animales –al costado o en las partes traseras
de las casas por lo regular- da cuenta de un perfeccionamiento para la época,
del mecanismo de “calefacción” puesto que ya pueden prescindir del calor que
emanaban los animales, ante una mejor ubicación del fuego, con el hacinamiento
de las chimeneas hacia la pared, lo cual despeja el espacio y propicia una
reorganización, de tal forma que, el dormir, el cocinar y la convivencia, ya no
se hace en el mismo lugar, cada una de esas actividades está destinada para una
espacio.
Gastón,
un personaje líder que también hace referencia a la formación de esta nueva
clase económica en ascenso al poder, es un pequeño burgués que al pareciera ser
dueño de la taberna, también cuenta con otro elemento de referencia a la época,
el espejo que siempre lleva, fabricado con vidrio y cristal de roca, su uso se
generalizó durante el siglo XVIII. Quiero detenerme un poco en Gastón, porque
este personaje también representa la polaridad del movimiento revolucionario,
puesto que tiene una personalidad desagradable a pesar de ser quien es el
emancipador del pueblo; objeto de un discurso que nos dice que no hay que
generalizar entre lo que se considera “lo malo” o “lo bueno”, en el sentido de
este juego de los opuestos clásicos, o es más bien que, ¿la postura de Disney
fuera legitimizar a las monarquías?, a razón de la variedad de películas que
tiene sobre la realeza.
En fin, otros elementos un poco más
controversiales, por el salto que hacen en el tiempo, por parecer de un estilo
más decimonónico, son los objetos animados del castillo de Bestia, como por
ejemplo los utensilios de mesa: manteles, servilletas, platos, cubiertos, entre
otros. El reloj de péndulo, sin embargo, fue un objeto imprescindible en las
cortes y casas de nobles adinerados desde el siglo XVII.. En el cuento de
Jeanne Leprince se hace referencia que Bella toca el clavicordio, sin embargo
en la película hace presencia el piano, el cual si bien nació en el siglo
XVIII, obtuvo su gran protagonismo para el XIX, y el salón y el vals que nos
presenta Disney, así como las galas que cubren a los danzantes, son parte de
los anacronismos que no hay que olvidar y aprender a identificar.
Ponerle identidad histórica a los
personajes quizá resulte un poco aventurado, pero se intentará al menos con
uno, el cual en sí mismo marca una pauta de lógica para desentramar la historia;
me refiero a la bestia, quien puede identificarse con Luis XVII, el hermano del
rey guillotinado, tío del joven heredero –Luis XVIII- que muere siendo un niño
encerrado en el calabozo. Pasó 23 años en el exilió desde que la familia real
fue atacada por las fuerzas revolucionarias; pero gobernó Francia de 1814-1824,
a excepción de los Cien días que Napoleón está de vuelta en París. Y lo relaciono
con el príncipe Adam de la siguiente manera: desde el momento que la hechicera
lo convierte en Bestia y durante la duración del hechizo, representa el tiempo
en que príncipe está en el exilio. La transformación que ocurre dentro de la
Bestia, por efecto del amor de Bella hacía él, es susceptible de interpretarse
como la necesidad que tenía la monarquía de reformarse, o iba a perecer. En
este sentido, Bella representa el ideal de cambio, la “cura” al absolutismo y
la única salvación del régimen monárquico; tenía que abandonar la
legitimización del ‘derecho divino’ e incluir a la burguesía en la
aristocracia. Los tiempos habían cambiado, la crisis sucumbió el orden. El
desencanto de la nobleza, del príncipe y el ascenso de Bella a princesa,
reflejan esta restauración borbónica de una monarquía, pero constitucional, más
abierta y permeable. Este “felices para siempre” que nos ponen de desenlace en
la mayoría de las películas de Disney, en esta interpretación histórica tal
felicidad fue efímera. Y ese orden de las cosas que parecía tan perenne, más
temprano que tarde, revolucionó.
Fuentes:
ResponderEliminarLe Prince de Beaumont, Jeanne-Marie (1756) La bella y la bestia, Puerto Rico: Biblioteca Digital Seva, citado en: https://ciudadseva.com/texto/la-bella-y-la-bestia-beaumont/
Punds, Norman J. G. (1999) La vida cotidiana: Historia de la cultura material, España: Crítica