El papel de Bella como rol femenino en las películas de Disney

Por Mariana Estrada

Bella y Bestia vio la luz por primera vez en 1991, tras una larga tradición de princesas Disney. Antes de Bella el mundo vio a personajes femeninos como Blancanieves, Cenicienta y Aurora. Las llamadas “princesas Disney” que se conocían hasta entonces era un retrato del papel de la mujer en la sociedad de la primera mitad del siglo XX. Todas son mujeres sumisas, dedicadas a las tareas del hogar y que, de alguna manera u otra, viven en busca de un hombre que logre resolver sus problemas y hacerlas felices.

            Bella rompió con estos esquemas de feminidad cuando apareció como una joven burguesa, culta, independiente, consciente y autosuficiente. Además de lo ya establecido, Bella rechaza al “hombre más deseado del pueblo”, denostando su autonomía.

            Si bien es cierto que, a lo largo de la película se explotan estos aspectos de la personalidad de Bella, hecho que podría considerarse un triunfo (muy temprano) en la constante lucha feminista de la representación de la mujer como ser social, creo que la cuestión es ¿hasta qué punto Bella deja de ser la “típica princesa Disney”?

            Ciertamente, durante su estancia en el castillo de la Bestia, Bella se niega a servirle al príncipe, además de que no pierde sus valores y principios. No obstante, una vez que comienza la historia de amor entre ambos personajes, la vida de Bella se orienta, específicamente, a cambiar a la Bestia y salvarla de la maldición. Igualmente, al final de la película, Bella es adoptada como parte de la nobleza, abandonando su independencia y autodeterminación.

            De la misma forma, la imagen icónica de Bella no es ella con su característico vestido azul y un delantal con un libro en mano, sino ella, vestida de gala, con un vestido amarillo, de la mano de Bestia bailando un vals.

             Creo que Bella fue un buen intento por reimaginar el papel que desempeñan las mujeres en la sociedad, sin embargo, no está del todo logrado, ya que, de otra manera, habría sido un gran atrevimiento para los inicios de la década de 1990.